Porque la vida se levanta cada mañana...

"Esto es algo muy antiguo. Cuando uno no encuentra un nombre exacto para definir las cosas utiliza historias. Así es como funciona. Desde hace siglos. Y todas las historias tienen una música propia"



21/2/12

Tu recuerdo, mi destino


Soñar que no te fuiste, que al despertar estarás allí, en tu lugar, en tu espacio.

El tiempo pasa muy deprisa. Todo aquello que perdimos evoca a nuestra memoria. En algunos casos son solo siete meses, en otros, camino de siete años.
Te das cuenta de que la vida da pasos de gigante y te sientes estancado en el mismo lugar. Apenas cambia el decorado, incluso te has acostumbrado a los huecos vacios que antes estaban  llenos de esa esencia inexplicable que cada uno tiene.
Te acostumbras a seguir tu camino con lo que tienes, añorando lo que no tuviste y rememorando lo que has perdido. Entonces sientes una punzada dentro de ti y te indignas con el tiempo, ese tiempo que no sólo se ha llevado tus sentimientos, sino tus sensaciones, lo más hondo de ti: tu estado de ánimo al pensar en los que se han ido, tu desasosiego al preguntarte si no pudiste hacer más, tú dolor y sentido de la justicia por perder a quien no quieres, ni debes.
Aunque intentes luchar con todo, el mundo sigue, los días pasan y acabas aceptando que no eres dueño de tu vida ni de la gente que hay alrededor, que por mucho que cierres los ojos y desees con todo tu alma que nada sea diferente, que cambiarías todo lo que tienes por apenas un segundo más, no puedes.
Al final sólo te quedan tus fotos y esos pequeños segundos de paz cuando las miras y piensas lo feliz que has sido, ¡que hemos sido! Nuestras sonrisas, nuestras miradas, nuestros juegos, nuestros te quiero sin palabras… nuestra vida, aquella que os lleváis en el momento de marcharos.
 Aquella que ya nunca será igual, aunque tampoco distinta: vuestros huecos serán ocupados, pero vuestros siempre serán, nuestro día a día será nuestro, aunque vuestra seguirá siendo nuestra vida, serán nuestros momentos los que vivamos, pero serán los vuestros los que vengan a nuestra memoria, será nuestros sentimientos y nuestras sensaciones aunque vuestros sea nuestro dolor y nuestra añoranza.
Siempre dicen que decir adiós no es fácil, yo añado que tampoco hay que decirlo si uno no quiere. Y aunque no creo en una segunda vida ni en que nos encontraremos con los seres que vamos perdiendo en el camino, me gusta pensar que de alguna manera siguen aquí, a mi lado, luchando junto a mí por cumplir mis sueños, por hacer posibles mis metas, porque mis ilusiones un día sean recuerdos, recuerdos a los que unir sus nombres, sus caras.
Decir adiós implica romper con todo, desvincularse de algo, por eso nos cuesta tanto…
Y por eso mismo nunca podemos decirlo, porque nunca rompemos con lo que nos falta, en cada momento que los recordamos, que los mencionamos, que los sentimos, estamos de nuevo unidos a ellos, al menos a su recuerdo en nosotros.
En cada momento que inevitablemente asocias a ese ser que no está: el verle tumbado en ese sofá verde, el coger su caña de pescar e ir al rio, el entrar en casa y verla allí.
Es increíble, como la mente por un instante nos lleva a creer que de verdad están allí donde los esperamos, donde los añoramos,  allí donde nuestro corazón los ubica y los hace fuertes como mecanismo de defensa ante la corrosión del tiempo. Allí donde nadie jamás podrá venir a reclamarnos su presencia, donde hacemos nuestra su vida, aunque ya no estén, donde les damos el poder de  hacerse libres incluso apostando nuestra propia libertad, hacerlos vivos de nuevo…
Sin embargo son los recuerdos los que nos atan a la vida, los que nos hacen sentir tan afortunados por aquello que tuvimos, nos hacen sentirnos plenos por haber querido como nadie lo hará, por haber reído y llorado a su lado, por haber vivido como ya nunca podremos vivir. Nos hace afortunados.
Son los recuerdos los que nos hacen fuertes, los que nos enseñan a levantarnos cuando nos caemos, aunque sean ellos mismos los que nos ponen la zancadilla, aquellos que a veces olvidamos cuando sin darnos cuenta nos sentimos libres, pero que igual que un boomerang siempre vuelven y con ellos la realidad.
Es triste y doloroso perder en la vida. Las personas nos estamos preparadas ni para perder al parchís, contra más luchar en batallas que no tenemos ninguna opción de ganar.
Y sí, es verdad, siempre se van los mejores,  aquellos que siempre esperabas tener a tu lado, aunque supieras que llegaba su hora, aunque supieras que es mejor así, es más fácil ser egoísta que afrontar la derrota.
Y ahora sólo nos queda soñar y seguir llenando de recuerdos nuestra vida, para que cuando llegue el momento de decir adiós, otros puedan llenar sus corazones con nuestro recuerdo, con nuestras vivencias que también harán suyas, con su vida que será la nuestra y con ese tiempo, espectador de todo e inmortal, que tanto sabe y nada cuenta. (Cómo muchos  dirían, es el ciclo de la vida).

Soñaremos que no os fuisteis o que al menos estáis de vuelta.

2 comentarios:

0sc4r dijo...

Poco mas se puede añadir a lo que tu dices.
La vida es cruda, dura, jodida cabrona y demas mierdas por un lado. Pero es genial, alegre, divertida increible, toooo lo bueno por el otro lado.
Si te come la mierda dale la vuelta y si tienes el otro lado disfrutalo.
Lo mismo te cae de canto, eso es mas complicado :)
Suerte guapa en la vida !!

Anónimo dijo...

Gente que se nos marcha, otra gente que llega, la vida está llena de movimiento como en el andén de una estación. Unos pensamos que se puede volver a coincidir con la misma gente en distinto andén, otros piensan que la gente que coge uno de los trenes no vuelve a cruzarse...Realmente lo importante es poder transitar ese andén, ya se piense una cosa u otra, y aprovechar los momentos que te de cada persona con la que te cruces, porque lo que sí es cierto es que quizás no te digan las mismas cosas 2 veces o no vivas la misma experiencia otra vez.

Hay que dar gracias por poder disfrutar de las personas que consideramos importantes en nuestra vida, porque nunca se sabe cuando dejarán de estar a nuestro lado.

Un beso anónimo.